AEFA tiene 63 asociados, pero representa a las 28.000 empresas familiares existentes en Aragón, un colectivo que emplea a más de 165.000 personas en la comunidad y cuyo compromiso territorial se define en su gestión: «No es fácil que una empresa familiar se deslocalice. Tiende a reinvertir y recapitalizarse, porque hay un compromiso familiar en transmitir un legado y pasarlo de generación en generación», ha subrayado Rey.
Las empresas familiares trabajan la comunicación, como ha explicado el presidente de AEFA, en su doble vertiente: interna y externamente. En comunicación interna, ha definido las siguientes necesidades: «Distinguir bien los ámbitos de la familia y los de la empresa, generar mecanismos de resolución de conflictos antes de que aparezcan, que todo el mundo tenga muy claras misión y visión de la empresa, y crear las estructuras necesarias, al margen de la familia, para el buen gobierno de la organización».
De esa forma, las empresas familiares cuidan del «sentido de orgullo y pertenencia a la empresa» y alimentan «la responsabilidad de sus miembros» en el cuidado y transmisión del legado. Para ello, la formación es un valor necesario.
Como en todas las empresas, la comunicación externa en las organizaciones familiares genera necesidades («cuidar nuestra reputación y comunicar la proximidad») y oportunidades: «A través de la comunicación externa creamos imagen, hacemos marca».
Daniel Rey ha reconocido que las empresas familiares tienen mucho trabajo por hacer en ese ámbito: «Una empresa familiar pequeña es amigable. Una grande, no lo es. Necesitamos salir más a la calle, que se conozca el valor que aportamos a nuestros territorios y el compromiso que tenemos con ellos».
