Durante 2022, tercer año de la XIV legislatura española, el Congreso de los Diputados y el Senado han aprobado un total de 73 leyes. De ellas, 42 normativas, el 57 % de las leyes aprobadas, regulan aspectos que respetan la línea marcada por las instituciones de la Unión Europea. Ante estos datos, el respiro regulatorio se pide desde todos los ámbitos pero, según las previsiones, esta situación no solo va a seguir existiendo, sino que se prevé crezca de forma exponencial en el futuro.
El modo en el que esta normativa regulatoria afecta a las estrategias de comunicación, reputación y relaciones institucionales de las marcas fue el tema central de un debate organizado por Dircom Aragón en el que se ha contado con Miguel Ferre y Miguel Alba, socios de Kreab España, como protagonistas . En este debate, moderado por el director de Comunicación de Ibercaja, Enrique Barbero, se subrayó que el contexto socioeconómico actual, marcado por la volatilidad electoral, tiene un efecto frontal sobre la reputación de las compañías.
Durante esta jornada, celebrada en el Patio de la Infanta de Ibercaja, Miguel Ferre aseguró que para enfrentarse a un excesivo marco regulatorio en cualquier entorno, pero más en uno de incertidumbre, las empresas deben ser capaces de evaluar, en primer lugar, los riesgos a los que se enfrentan o la generación de oportunidades que se abren, ya que una regulación puede ser una oportunidad y no solo una amenaza. Debemos tener en cuenta, apuntó, que “el derecho a defenderse de las instituciones está basado en la Constitución, no es negativo y se hace constantemente”. En segundo lugar, es necesario preparar una acción estratégica y un plan de acción a medio y largo plazo para conseguir esos objetivos estratégicos y, en tercer lugar, añadió Ferre, «es fundamental mantener una visión proactiva, técnica, profesional y económica sólida».
Por su parte, Miguel Alba, insistió en que estamos en un momento de crecimiento en espiral de las normativas regulatorias en nuestro país, lo que tiene un impacto directo en la reputación de las empresas. Para evitar crisis o, en su caso, solventarlas es necesario mantener un criterio de planificación, establecer un sistema de escucha activa permanente y garantizar una simbiosis total entre los departamentos de asuntos públicos, comunicación y digital en las organizaciones.
En este marco, una buena estrategia de public affairs es cada vez más importante para construir y gestionar relaciones estables y transparentes con la Administración Pública a todos los niveles (local, regional, nacional e internacional), así como para evitar crisis y fomentar la creación de alianzas entre compañías y organizaciones de la sociedad civil, para la defensa de intereses compartidos mediante regulaciones que generen marcos de seguridad jurídica.
Miguel Ferre insistió en la necesidad de apostar por una estrategia de comunicación proactiva con los poderes públicos para mejorar las normativas que nos puedan afectar. “Hay que comunicarse tanto con los que están de acuerdo contigo como con los que no lo están”, apuntó. Miguel Alba añadió que la preparación es fundamental para poder elaborar un mapa de riesgos. Asimismo, apuntaron, mantener una relación permanente y profesional con los stakeholders directos y medios de comunicación es clave para poner en marcha una estrategia de asuntos públicos.
«Cuánto más transparente sea una compañía y cuánta más (y mejor) relación tenga con sus grupos de interés mejor preparada estará para su día a día y afrontará mejor las crisis», es una de las conclusiones principales de este debate. Además, una buena estrategia de public affairs se basa en mantener una buena narrativa y mensajes éticos y coherentes para tener un paquete argumentario que logre convencer. También, concluyeron, se necesita paciencia y compromiso.